Gastamos como ricos y pedimos como mendigos...


Estoy rogándole a Dios para que las naciones ricas y desarrolladas del mundo y las organizaciones internacionales no atiendan al llamado de ayuda ni envíen ni regalen un chele a esta Nación. Nos hundirían más. No estamos preparados para recibirlas. No tenemos una estructura firme, funcional y confiable que sirva de plataforma para invertirla adecuadamente y que contribuya a resolver problemas. Somos un barril sin fondo.Nuestros gerentes buscan el camino más fácil: mendigar en lugar de fajarse a trabajar. Peor aún, exigen la ayuda y atribuyen o justifican los males sociales, a que no se la dan. Necesitamos con urgencia asesores serios y bien intencionados que ayuden al gobierno a convertirse en un buen gerente, que administre eficientemente los bienes del pueblo y establezca las prioridades acordes a las necesidades más sentidas de la población. Cuando eso suceda, estaremos preparados para recibir ayudas y tal vez ni las necesitemos.
Bastaría con utilizar adecuadamente los recursos que tenemos. Son suficientes para que la población pueda elevar su nivel de vida. El gobierno simplemente debe utilizar el dinero del pueblo, lo que pagamos en impuesto, en obras productivas que generen empleo. Invertir en el sector agropecuario, incentivar las industrias y pequeñas empresas, ahorrar.
Duele observar el despilfarro en Secretarios de Estados con sueldos millonarios, cientos de subsecretarios y directores departamentales con sueldazos y sin funciones, pensiones de lujo, nominillas de vagos, gente en el servicio diplomático y consular sin hacer nada. Angustia la cantidad de obras no prioritarias que realizan y planean ejecutar: Un Metro que se ha tragado millones de dólares y no lo terminan mientras las provincias carecen de puentes y caminos vecinales, licitando otro Metro y un ferrocarril, compra de aviones a cien millones de dólares, entre otros.
El gobierno gasta como rico y sale a pedir como mendigo. Invierte en obras no prioritarias, los recursos que deberían destinar a que la gente tenga comida, salud, educación, vivienda, a que coseche la tierra, caminos vecinales, atienda la familia, viva en paz. También el gobierno actuaría con más orgullo y dignidad. Lamentablemente, descuida la comida, educación y organización del pueblo. Eso fomenta las drogas y el narcotráfico. Solo da limosna, tarjetitas y bellas teorías, acusando a los organismos internacionales de nuestros males. Así no vamos a progresar.
Lo que necesitamos de los organismos internacionales y naciones desarrolladas es que lo enseñen a disciplinarse para que aproveche bien nuestros recursos, a trabajar con firmeza y coraje y concentrarse en las necesidades básicas del pueblo. Eso es lo único que necesitamos. Cualquier otro tipo de ayuda, con el sistema actual, se perdería y nos hundiría más.

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